Posts Tagged ‘falsas dicotomías’

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Es Felip Puig ETA?

18 octubre 2011

Ayer vi el documental de Évole sobre ETA. Llamadme de piel fina, fina, que es trenqui, pero cada vez que uno del PP o del PSOE decían que los abertzales «tenían que condenar a la violencia», así en genérico, se me ocurría automáticamente, «también deben entonces condenar a Felip Puig?» Es que las salvajes palizas de los mossos no son violencia? Pero ya hilando fino (más allá de que a Otegi le hayan caído doce años por dos cartas más las torturas que ve el TEDH en España), es que las cárceles no son secuestros legales, los impuestos extorsiones legales, la policía unos matones legales? El Estado es tan sólo Estado porque ostenta el monopolio de la violencia legítima (Weber) y la clave está en la legitimidad que la da la gente, porque precisamente les hace olvidarse que aquello también es violencia.

La legitimación viene por una mescolanza difusa entre ideología y utilidad, ésta a la vez, positiva (los beneficios de pertenecer a la estructura) y negativa (coerción y falta de alternativas a pertenecer a la estructura). Cuando se van a pedir favores a la mafia, cuando se acude a la policía a poner una denuncia, cuando se apoya a «la lucha armada», se legitima la violencia que ellos ejercen, eso sí, de un modo coherente. Esta coherencia al fin y al cabo es la que da seguridad jurídica (porque uno sabe ya a qué atenerse). ETA y Felip Puig son, por lo tanto, dos caras de la misma moneda y dos absolutos mafiosos sin escrúpulos.

Claro que cada estructura política tiene un respeto mayor o menor por las garantías democráticas, los DDHH y las libertades individuales. Y también está muy claro con qué me quedo, yo, entre ETA, la mafia y el Estado. Me quedo con el Estado islandés, sin Ejército y que mete a los banqueros en la cárcel, porque del español nada, ya que gracias a la buena obra de Puig se ha dado un pasito más para ya no poder distinguir qué es la mafia y qué es España.

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9/11: Blowback

12 septiembre 2011

The term «blowback», which officials of the Central Intelligence Agency first invented for their own internal use, is starting to circulate among students of international relations. It refers to the unintended consequences of policies that were kept secret from the American people. What the daily press reports as the malign acts of «terrorists» or «drug lords» or «illegal arms merchants» often turn out to be blowblack from earlier American operations.

Chalmers Johnson, Blowback

En el término blowback no hay nada justificatorio para los crímenes de terroristas, cárteles de la droga o mercaderes de armas ilegales. Obviamente, en el plano moral está bien claro quién tiene la culpa del 11-S, como quién tiene la culpa de ordenar la invasión de Irak o asesinar a bin Laden: es quién aprieta el gatillo y pilota el avión. Pero esto no quita -en absoluto- que la política internacional de Estados Unidos sea la responsable directa de crear un caldo de cultivo violento y radical, presto a la venganza contra los excesos del Imperio.

La principal narrativa imperial a la que se refiere Johnson es maniquea, falsa e hipócrita – esto es lo más ofensivo para los no-americanos. Está sustentada por una continua propaganda que lava el cerebro al americano medio, tradicionalmente obsesionado con el control del déficit público, para que éste pueda llegar a justificar su tremendo gasto militar y al mismo tiempo las continuas injerencias en la soberanía de Estados ajenos, lo que constituye un auténtico comportamiento imperialista de carácter neocolonial. Estados Unidos presenta a los regímenes no alineados con ellos como Estados canalla dirigidos por locos excéntricos -no es que esto tenga su parte de verdad- pero obvia totalmente, sin ir más lejos, que Irán o Corea del Norte ven continuamente amenazada su propia integridad territorial, cuando están a 10.000 kilómetros del país que los amenaza con bombardearlos -de modo bastante real y probado, viendo Irak, Afganistán y Libia.

Para Irán, la bomba atómica es un mecanismo de auto-defensa – sólo pueden atacarle ahora que no la tiene. Corea del Sur, una dictadura militar teledirigida por los Estados Unidos hasta el 1992, hospeda multitud de bases americanas y se dedica a maniobras militares de prácticas ostentosamente agresivas con Corea del Norte. También los serbios padecieron un exterminio étnico durante las guerras balcánicas, pero Milosevic era el malo y Tudjman -igual de criminal de guerra que el primero- y Thaçi -paramilitar traficante de órganos de prisioneros serbios y ahora primer ministro de Kosovo-, los buenos. El atentado de Lockerbie ordenado por Gadafi fue una respuesta al bombardeo de Libia por Reagan el 1986. No se trata de participar del discurso antiamericano enumerando la larga lista de dictaduras en Sudamérica, África y Asia patrocinadas por Estados Unidos, sino de señalar lo arbitrario, parcial y profundamente injusto del discurso del Imperio, del cual España también es mero satélite.

Using the low-end estimate of 110,000 dead civilians in Iraq war, Iraq has suffered a «9/11» once every 83 days since March ’03. Adjusted for population, the social impact is more like a 9/11 every 18 days.

Dan Murphy

Es aquí que las muestras de dolor por las víctimas del 11-S se vuelven, irónicamente, escatológicas y casi ofensivas, sobre todo cuando uno compara la respuesta americana al atentado (dos guerras, asesinato de los culpables) a la española (retirada, juicio de los culpables). ¿Es que acaso valen más los muertos estadounidenses que los irakíes, chilenos o nicaragüenses? Exigir nuestra empatía sólo puede pasar al mismo tiempo por la actitud coherente, legítima y valiente de reconocer al cien por cien el comportamiento bronco y matón del Imperio Americano. Es que fue precisamente este comportamiento que puso a las víctimas en el centro de la diana. Además, cabe preguntarse también lo útil que le es esta estrategia de policía del mundo al Imperio: no sólo le da impopularidad, sino también paro estructural – sin ir más lejos la mayor parte de la industria manufacturera se ha desplazado a Asia. Es lo que Paul Kennedy llama «imperial overstretch«, la forma definitiva de blowback.

El origen del paro y el déficit en EE UU se puede remontar a las guerras en Afganistán e Irak.

Joseph Stiglitz, El precio del 11 de septiembre

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Europa: una major transition in evolution

26 julio 2011

En el año 1995, el biólogo y teórico de juegos John Maynard Smith y el químico Szathmáry publicaron el libro «Major Transitions in Evolution«, donde daban cuenta de una transición arquetípica y ubicua en la historia evolutiva: el salto de entes que compiten entre sí a nivel individual a la integración de todos en un solo ente donde cooperan entre sí y la competición es suprimida de algún modo, porque se reproducen integralmente con el todo. Es decir, la serie -no consensuada- era –

  • moléculas replicantes > compartimentos de molécules replicantes [primera célula mínima]
  • replicadores independientes (probablemente de RNA) > cromosomas [hipótesis del RNA world]
  • RNA como gen y enzima > DNA como gen, proteínas como enzimas
  • células procariotas [sin orgánulos internos] > eucariotas [con núcleo y mitocondria y cloroplasto fruto de una endosimbiosis]
  • células asexuales > aparición del sexo
  • organismos unicelulares > organismos pluricelulares
  • individuos solitarios > colonias
  • sociedades de primates > sociedades humanas [con lenguaje; evolución sociocultural]
El tema es interesante de por sí, porque es difícil de explicar el salto de free-riding a cooperación cuando evolutivamente no es estable para el individuo, pero una vez integrado en un todo el fitness es mucho mayor, tanto individual como colectivo. Hay cierta coevolución entre el comportamiento individual de cada agente y la estructura que se forma con estos comportamientos, feedbacks dinámicos que se retroalimentan entre sí, porque, si bien la teoría dice que la estructura de las interacciones puede sostener la cooperación -la especialización del trabajo no es más que interacciones no arbitrarias entre los agentes que les hacen depender entre sí-, lo que la hace permanente es la evolución del comportamiento de los agentes a nivel individual. Dicho de otro modo: primero los organismos unicelulares compiten entre sí por los recursos, pero en compartir espacio interactúan y se dan actos fortuitos de cooperación. Entonces estos actos de cooperación se pueden volver más habituales o no en función de si los organismos han evolucionado comportamientos más altruistas; es más, comportamientos que se especializan en un rol consolidando las interdependencias de la red y así convirtiendo lo que era temporal en un organismo pluricelular.
La cuestión es que es habitual en la historia -biológica, socioeconómica- que se establezcan estas redes de interdependencias que mezclan competición con cooperación. Ahí se da un dilema evolutivo: en estado de shock, las redes de cooperación se consolidan como respuesta y se integran hasta el punto de construir un nuevo individuo pluricelular, mucho más estable, o bien se diluyen y caen otra vez en un estado de competición entre sí, donde cada uno va a su bola. Observamos, precisamente, los éxitos en estas transiciones y no los fracasos, que no son más que una vuelta a la casilla de salida.
Un caso clarísimo es, efectivamente, el de la Unión Europea. El proceso de la convergencia europea ha dado paso a la compleja red de intercambios económicos entre los países de la UE, pero con poca integración en lo social y político, que serían precisamente el modo de consolidar estas relaciones de cooperación vía comportamental. Hasta ha habido cierta especialización en la creación de dos Europas, la del sur y la del norte, la primera que recibía créditos y la segunda que los daba. Y, ahora, de repente, nos encontramos en estado de shock, procedente del otro lado del charco pero aquí muy presente: el dilema evolutivo es claro – la solución difícil, la innovadora, pasa por estabilizar una verdadera integración a todos los niveles, que en nuestro país consistiría en subir impuestos a las empresas y al sector financiero (porque la presión fiscal sobre los salarios es altísima y la de las empresas minimísima) y bajar gastos en infraestructuras monumentales y poco rentables, el Ejército y la Iglesia. Es decir, equilibrar el presupuesto según estándares europeos y no chorizocráticos en la línea CiUPP. Al mismo tiempo, es imperativo introducir una cierta reestructuración de la deuda para reactivar las economías del sur.
La alternativa es clara:  igual que pasó en la Gran Depresión, que cada país vaya a su bola, intentando arreglar sus propios problemas y compitiendo con el resto para salir a flote. Esto quiere decir hacer un default sistemático, no devolver la deuda los países del sur, romper el euro, devaluar la moneda, depresión, inflación y potencial corralito – una situación extrema que desembocaría en una recesión muy duradera a nivel europeo, quizá en un estancamiento definitivo en forma de nueva edad oscura. Un refrán plantea perfectamente este ubicuo dilema evolutivo: «más vale malo conocido que bueno por conocer», pero, en este caso, vale la pena -urge- probar lo aún no conocido – unos Estados Unidos de Europa que nos salven del todos contra todos again?
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Empanadas mentales en el #15M

24 mayo 2011

Antes de todo, es imprescindible comentar lo bonito del paisaje actual de la plaça Catalunya: un espacio de debate en la plaza pública, un ágora de facto donde discutir ideas políticas desde la pluralidad, que es el sueño auténticamente democrático e ilustrado de una sociedad civil fuerte y dinámica. Uno pasea por la plaça Catalunya y ve grupillos de gente discutiendo activamente sobre la ley electoral, autogestión, democracia participativa, medio ambiente, derecho, etcétera, contradiciendo totalmente la reaccionaria estampa de una sociedad pasiva y adormecida. ¿La Atenas de Pericles? La indignación, latente, estalló y se ha transformado en esto y se tiene que mantener. Como experiencia, es una realidad única: es el contacto inmediato y directo con la emergencia y desarrollo de una pequeña sociedad paralela, con sus necesidades de coordinación, sustento, regulación, etcétera. Es, esencialmente, enfrentarse al reto de hacer política por parte de gente tradicionalmente pasiva. Abundan las propuestas simplistas que revelan desconocimiento del tema, pero abunda con la misma cantidad la buena fe de aportar el granito de arena. Esto es precioso.

Dicho esto. Pero si tiene que continuar, que mantenerse en pie, no se puede esperar a que la gente no se canse nunca, sino que tiene que articularse un debate formal, más allá de los mítines histéricos que convencen a propios y alejan a ajenos expectantes, para superar empanadas mentales que lo traicionen. Las estructuras sociales actuales fomentan la pasividad, de modo que nos tenemos que preguntar qué es lo que falla y cambiarlo. A mi modo de ver, hay tres grandes tipos de empanadas mentales:

a) «esto es un movimiento apolítico y politizándolo os lo estáis cargando» MAL. Política es todo aquello en lo que intervienen más de dos personas, un ménage a trois es política, porque política es cualquier regulación de conflictos humanos para la convivencia. Movimiento apolítico es un clarísimo oxímoron, que revela la ignorancia que se tiene de lo que es el mundo ideológico. No es sólo un problema de la ley electoral, sino de cultura política (aunque lo primero puede ayudar a cambiar lo segundo): los imputados por corrupción siguen siendo votados por los ciudadanos, hasta en Barcelona, donde Trias tenía de número ocho en la lista a Antoni Vives, presidente de la fundación Trias Fargas cuando lo de Millet y el Palau. Es la democracia representativa que está en crisis y diagnosticar sus causas e intentar solucionarlo con cambios en sus estructuras políticas siempre se hará desde un punto de vista ideológico. No se trata de favorecer a los partidos minoritarios – sólo hay que mirar en Catalunya (donde tenemos seis partidos en el parlamento) y estamos igual.

b) «no nos representan» MAL. La frase abunda pero los documentos de mínimos que van circulando por las comisiones tienen un claro carácter socialdemócrata – y hay partidos políticos no precisamente minoritarios que se presentaron con un programa electoral 100% idéntico a lo aprobado por la Asamblea General: ICV o IU. Entonces, ¿a qué cojones se refieren por no nos representan? Quizá es una crítica a la democracia representativa, pero a mí me parece más bien, con todos mis respetos, que es ignorancia. La gente no hace la conexión, aún cree que no hay nada más que PP o PSOE, que «todos son iguales» y demás tonterías – no se da cuenta de que hay otras opciones políticas, ignora que ya hay ILPs para la reforma de la ley electoral, que ya ha habido comisiones de expertos que han propuesto cosas como las listas abiertas. Si IU o ICV tuvieran los votos de esa parte de centroizquierda que habita en las Asambleas, tendrían suficiente fuerza en el parlamento para llevar a cabo sus exigencias. Pero la gente no hace esa conexión lógica y sigue a lo suyo: hay una desacoplamiento total entre izquierda institucional e izquierda sociológica: en plena debacle sociata, IU sólo ha aumentado un punto en las municipales. No estoy de acuerdo con la democracia representativa, sobre todo con el modelo actual, pero otra cosa es ignorar soberanamente el paisaje político que ofrece el parlamento y las posibilidades que ofrece.

c) «el míting histérico diciendo las mismas fórmulas de siempre » MAL. En los turnos de palabra de la Asamblea General, se abusa de la arenga fácil y de tono épico. Al igual que el nacionalismo, convence y une a los ya convencidos mientras se desacredita a ojos de la gente espectadora, expectante o directamente escéptica. No sólo eso. En un contexto histórico radicalmente diferente -en plena crisis del modelo socialdemócrata-, se tienen que abandonar las fórmulas habituales. Se habló de ocupar un edificio, de huelga general. Obviamente, no voy a tener ningún problema con estas acciones, pero tienen el mismo efecto que los turnos de palabra mitingueros: el movimiento #15M ha sorprendido a la sociedad por su heterogeneidad, transversalidad y fuerza; tiene que construirse un discurso no tradicional-conservador (NO a…, NO a…, NO a…) que repita mecánicamente los mantras de la izquierda social-estatista, sino uno nuevo y refundado, que considere que la causa real de la movilización no es un detalle como la ley electoral, sino la crisis que ha generado el empobrecimiento generalizado de la clase media. Pero en esa clase media a la que se tiene que dirigir el discurso contiene a asalariados, pero también a autónomos y pequeños y medianos empresarios. Hace falta un nuevo discurso regenerador, que al igual que la movilización, sorprenda y obtenga el favor de la clase media. Lo trataremos en el siguiente post.

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Ni putas ni sumisas ni racistas

10 mayo 2011

Viendo la propaganda electoral racista de la aún no ilegalizada (y podemos esperar) Plataforma per Catalunya, uno recuerda el movimiento feminista con origen en París que se rebeló tanto contra los orwellianos cánones de belleza occidentales –ni putas– como contra el sometimiento a las normas tradicionales islámicas –ni sumisas. Pero yendo más allá, cuando nos acordamos de que lo que decide si un inmigrante es regular o irregular no es ninguna esencia milenaria sino nada más que un convenio –la ley de Extranjería-, que resulta que con sus arbitrariedades contrarias a los derechos humanos crea una enorme bolsa de trabajo de trabajadores sin derechos laborales ni políticos listos para ser explotados en el 23% del PIB español, que es lo que representa la economía sumergida.

El PPSOE es delictivamente permisivo con la economía en negro, auténtica lacra de Europa del Sur (76000 millones de euros que dejamos de ingresar): el PPSOE no persigue el fraude fiscal y además crea la figura jurídica del inmigrante sin papeles ni derechos – la mano de obra que sustentó el boom inmobiliario español, el «ascenso de nuestra economía con los grandes de Europa» y la garantía de la sostenibilidad de las pensiones y el conjunto del Estado de Bienestar. Y etcétera. Los inmigrantes constituyen una de las bases fundamentales de la pirámide social española; el PPSOE esto lo sabe, pero insiste en un discurso xenófobo que no sólo es criminal, sino también groseramente cínico e irresponsable a nivel económico.

Pero son extremadamente efectivos cuando apelan a las emociones de los trabajadores de clases bajas, que se encuentran compitiendo por los mismos recursos que los inmigrantesno es una cuestión de racismo cultural o étnico (un factor secundario), sino el resultado de un conflicto social. Pero este conflicto social esconde una enorme falta de conciencia de clase: tanto autóctonos como inmigrantes comparten intereses económicos contra una élite que parasita su fuerza de trabajo, creando un sistema social injusto con los trabajadores -independientemente de su nacionalidad- dedicado a preservar los privilegios oligárquicos.

Si a uno le meten en una jaula con un león, obviamente el primer impulso será cagarse en el león, pero el responsable último del marrón es el diseñador de la jaula, que resulta que es el mismo que me ha metido dentro apuntándome con la pistola. En todo caso, podríamos hacer lo mismo con los propagandistas racistas del PPSOE que lo que hacía mi profesora de inglés cuando pedía un voluntario y algún listillo corría a señalar a un compañero, que le tocaba al listillo hacer de voluntario: expulsar del país a la gente que exija expulsar a otros.

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Neoliberalismo: la fina diferencia entre teoría y práctica

9 mayo 2011

No deja de ser curioso -e irónico- que la receta para salir de la crisis que proponen los economistas neoliberales como Juan Ramón Rallo (jefe de opinión de la Libertad Digital de Jiménez Losantos) sea exactamente la misma que la propuesta por los intelectuales de izquierdas como Noam Chomsky o Ken Loach – reestructurar la deuda, hacer un default. El Estado se endeudó demasiado y le pidió prestado el dinero a los mercados financieros – ahora se trata de renegociar esta gigantesca deuda, contraída con gente que ya sabíamos mafiosos. Pero es lo que tiene pedir favores a los poderosos Corleone, que te pillan por los huevos y no te dejan fácilmente.

En el fondo, lo que la izquierda etiqueta como neoliberalismo – la ideología de Bush, Aznar, Sarkozy, Cameron, Blair, Zapatero y cía- es a la teoría original (escuelas austríaca y de Chicago) lo que las purgas estalinistas de la URSS al marxismo o la Santa Inquisición al cristianismo: ideologías al servicio de unos pocos poderosos que se escudan, pervirtiéndolas, en vaguedades derivadas de un bonito mensaje original. Es más: tanto la teoría neoliberal como el marxismo detestan el mismo acaparamiento de poder por parte de la oligarquía, sea ésa la que domina las instituciones políticas que controlan al mercado (y con ello la libertad económica) o sea ésa la que domina el mercado que controla las instituciones políticas (y con ello la alienación psicológica de los trabajadores). En suma, que cada una insiste en sus matices, pero los valores morales son compartidos en mayor o menor grado – no se trata de un conflicto entre teorías, sino entre grupos sociales con intereses enfrentados que se escudan en ellas. Son más dinámicas tribales de grupo, a los que sucumbe una sociedad de masas sin referentes comunitarios locales, que otra cosa: el famoso parroquialismo altruista, fundamento de las sociedades complejas a gran escala.

Al fin y al cabo, el neofeudalismo del turbocapital que predican Bush y etcétera tiene poco de neoliberal, porque encumbra a la élite, al oligopolio económico, y merma así la libertad individual: la deregulación financiera de Clinton y Bush, que provocó la crisis financiera y tan bien descrita por Inside Job, consistía en la abolición de la Glass-Steagall Act mediante la Gramm-Leach-Bliley Act y demás favoritismos legales para los todopoderosos bancos. Se eliminaba la separación entre bancos comerciales (depósitos) y de inversión (capitales), obligatoria desde la Gran Depresión en 1933 para deshinchar a la especulación (de un modo bastante adecuado, como se puede ver retrospectivamente). La abolición de la Glass-Steagall obedecía a la narrativa justificatoria de un vago neoliberalismo, pero era -como la Guerra de Irak era contra las armas de destrucción masiva- un cuento chino: nada más que el objetivo de los grandes bancos desde los años ochenta con la intención de consolidar su poder oligopolístico, como aquí ha sido la bancarización-privatización de las cajas. Pero es que la misma existencia de estos grandes bancos es denostada por la Escuela Austríaca, que considera -bastante apropiadamente- que es totalmente excesivo y aberrante el poder, otorgado por el gobierno, de imprimir dinero en función de los tipos de interés fijados por el Banco Central. Pero, para ellos, esto es socialismo.

Igual que los intelectuales franceses de la posguerra, delante de las tremendas contradicciones con la teoría que ofrecían las revueltas del 17 de Junio en Alemania Oriental, Hungría en 1956 o Praga en 1968,  distinguían entre socialismo real -el soviético, el de las purgas de Moscú y de los gulags siberianos- y socialismo ideal -el utópico en los librillos-, la escuela neoliberal también se enfrenta a la fina línea que diferencia teoría y práctica: que la teoría -una sociedad de individuos libres interactuando entre sí mediante el mercado- es muy bonita, pero inaplicable con las actuales condiciones donde las oligarquías imperan y la manipulan con mala fe para justificar reformas políticas únicamente dedicadas a consolidar su poder criminal.

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La socialdemocracia como despotismo ilustrado (2): ¿por qué trabajar?

11 abril 2011

El primer objetivo era dar bienestar a la clase trabajadora y mediante la creación capitalista de riqueza y las luchas proletarias se hizo propietaria. Entonces, no sólo propietarios (nevera, lavadora, ordenador, microondas), sino también pagadores de impuestos (antes no tenían suficiente renda) y liberales, porque se termina valorando (muy legítimamente) un dinero fruto de su trabajo, que ven cómo se va mediante impuestos y con justificaciones metafísicas por el bien de la comunidad (procedentes de la izquierda socialdemócrata) que después no terminan de ser verdad (¿salvar a bancos y concesionarias de autopistas es por el bien público?). El gasto de dinero público tiene que ser transparente, eficiente y fácilmente controlable. Mientras tanto, la clase alta, antes principal aportadora de impuestos, ha huido a las rendas del capital – el sector financiero que ahora nos jode, tan difícilmente fiscalizable.

A nivel electoral, la izquierda socialdemócrata, con un mensaje paternalista que confunde caridad con solidaridad y justifica múltiples imposiciones y prohibiciones (ordenanzas cívicas sin ir más lejos), se ha hecho enemiga de la clase media, con las irresistibles ironías de la historia que eso conlleva. En una tremenda paradoja histórica, el mismo bienestar -que era el incentivo de la creación de la riqueza y también el objetivo de la izquierda- se ha cargado el espíritu emprendedor de la sociedad, que es exactamente la materia prima de sus fundamentos. El trabajo. El esfuerzo. La innovación. Según la jerarquía de valores de la pirámide de Maslow (y el sentido común), sólo una vez solucionado el problema material, tiene sentido proponer el problema espiritual. Es el particular mensaje de la izquierda hippie: ahora toca la emancipación espiritual, la realización de la autonomía moral personal, la individuación que preconizaba Jung. El trabajo por el trabajo (como creador de riqueza) no tiene sentido en una sociedad rica como la nuestra: tiene que fundamentarse sobre la autorealización personal, la individualidad y la creatividad. Un ora et labora moderno de menos de 35 horas semanales. El modelo de trabajo antiguo está basado en incentivos ahora inexistentes: ya no es necesario conseguir más bienestar material, sino el tiempo para disfrutar un martini al solecillo de una tarde de verano en medio de una agradable conversación sobre William Turner.

Hace falta un cambio de prioridades. Al mismo tiempo, estamos en crisis, con múltiples países en implícita bancarrota. Nos dicen: «hay que recortar el déficit» y se va por la solución fácil, la de recortar por abajo, pero es que quizá el problema viene por arriba y es el gigantesco peso de estructuras oligárquicas, antaño creadas por el bien público y ahora sólo preservadoras de privilegios neofeudales. Nos tendremos que apretar el cinturón, sí, está claro, pero queremos hacerlo por nosotros mismos, de modo autogestionario, y no con la dirección y los mensajes apocalípticos de gente que viaja en primera clase y coche oficial, lidera guerras de 400 millones de euros al año (Afganistán) y es el instrumento de gente que no paga impuestos y sólo roba a la sociedad (el sector financiero). ¿Para qué hace falta el Ejército, que nos cuesta 9000 millones al año? Las estructuras politicoeconómicas han devenido como la fase del Dominado del Imperio Romano: tan pesadas y rígidas para sus ciudadanos que éstos aplaudieron las invasiones bárbaras que veían como liberadoras.

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Rajoy, sus amigos narcotraficantes, Reservoir Dogs y la prensa en crisis

4 abril 2011

El líder conservador dio el pistoletazo de salida a las europeas de 2009 a bordo del ‘Moropa’. Pertenece al clan del traficante «más importante de España», según la PolicíaPere Rusiñol, Diario Público

El entonces president de la Generalitat Maragall se cabrea con la continua falta de respeto que le muestra Artur Mas en el pleno del Parlament y le endosa el famoso «Vostès tenen un problema i aquest problema es diu tres per cent» [que al final resultó ser el 20%]. El presidente de la entonces Fundació Trias Fargas (la de Convergència y la que cobraba las comisiones de Ferrovial a través del Palau; ahora fundació Catdem), Agustí Colomines, se cabrea delante de Cuní y amenaza con «tirar de la manta».

A mi sempre m’ha fet molt mals ulls anar al CIDOB, que està presidit pel senyor Narcís Serra i veure que la majoria de les activitats estan subvencionades per Caixa Catalunya, que també esta presidida per Serra. Em fa mal d’ulls, però mai he dit res perquè és legal. És legal, llavors que faci el que vulgui. Però si a tu et van pressionant, al final un diu: ‘si em pressionen ho escamparem tot’, fotrem una escampada generalitzada de sospita de tot i fotrem en crisi el sistema i això és Itàlia”, ha dit un molt encès Colomines.

López Tena acusa a Duran Lleida de corrupto, de cobrar comisiones, de vender enmiendas a lobbies, de premiar a amantes con cargos públicos y de financiar su «extensa y completa» vida sexual con dinero público; Huguet, ex conseller de Esquerra, comenta que esto ya es «vox populi«. Mariano Rajoy monta un acto político en un barco propiedad de «el traficante más importante a nivel nacional». Y no pasa nada.

Si fuera periodista, leyendo cualquiera de estas noticias, abría el cajón, sacaría boli y libreta y empezaría a hacer llamadas y a construir el caso hasta colgarlo todo en el blog personal – la quintaesencia del periodismo que es ese espíritu entre emprendedor y rata de cloaca que donde huele mierda allí se dirige y husmea. Pero nadie –o muy poca gente– lo hace, por la imposición de la autocensura (¡censura! ¡en democracia! ¡imposible!) y debida obediencia a los criterios empresariales. El maestro Poch comenta la obviedad de que, en los mercados políticos de masas occidentales, los medios de comunicación son empresas, estructuras esencialmente jerárquicas que únicamente se deben a la maximización del beneficio económico; pedirles que cumplan su función democrática de fiscalizar el poder es pedirle peras al olmo. Son traficantes de información.

“España es una democracia secuestrada por las grandes empresas, por una plutocracia mercantilista que ha puesto las instituciones del Estado a su servicio”Roberto Unger, profesor de Derecho en Harvard, exministro de Lula

Los mass media tan sólo se encargan del márketing de la amalgama amorfa entre Estado y Mercado que es España en particular y este modelo de capitalismo en general. Los periodistas ya no investigan -se dedican a copiar los teletipos de las agencias- y las ruedas de prensa ya son sin preguntas. El periodista que destapó el vínculo de Rajoy con el narcotráfico, José Luis Gómez, director hasta ahora de Xornal de Galicia, ha sido despedido. ¿Tendría que haberse autocensurado?

“Según fuentes consultadas, Rajoy sugirió que presidirá el Gobierno en breve, lo que significa tener el poder para continuar adjudicando o no, las obras públicas de las principales empresas españolas, entre ellas, por supuesto, la constructora San José [propiedad de Jacinto Rey, propietario de Xornal de Galicia]”.

¿Por qué Maragall calló? ¿Por qué Colomines no tiró de la manta? Porque, sencillamente, PSC y CiU se cogen recíprocamente de los huevos, al igual que el PPSOE, este monótono y estancado simulacro de pluralidad política. Maragall no estará untado, pero se debe al partido, con múltiples redes clientelares a nivel municipal, y CiU se calla muchas cosas a condición de que éste se calle sobre las propias (sus habituales casos de corrupción). Es un pacto de silencio al más puro estilo mafioso. Es, de hecho, como el final de Reservoir Dogs; todos se apuntan con las pistolas pero nadie dispara porque prefieren vivir. El periodista tiene este espíritu kamikaze que le haría irrumpir en la escena, gritar si el señor Naranja es madero (o no) y dejar que los gatillos dejen escapar las balas: exactamente lo que fue el caso Tangentopoli en Italia. Y es que estamos como en Italia en los ochenta.

La moralidad es una continuidad de grises, nunca blanco y negro. El derecho dibuja una línea roja a partir de un determinado gris y concede así la existencia de un blanco y un negro penales: es la diferencia entre ser inocente e ir a la cárcel. Pero en una sociedad como la actual, los «buenos comportamientos» no pueden ser meramente los comportamientos que no son ilegales: el escándalo de las MP expenses del Reino Unido era un ejemplo de «corrupción legal» (ésa que Colomines no delata); los parlamentarios no hacían nada ilegal, pero sí algo considerado poco ético -una tonalidad de gris por debajo de la línea roja de lo penal. Es precisamente en este espacio intermedio donde no operan policía ni jueces, pero sí los periodistas y la opinión pública, encargada de fiscalizar al poder. Si el periodista renuncia a eso, deviene un cómplice más de Joe Cabot, un señor Rosa más.

Reservoir Dogs – End Scene