Uno de los temas más interesantes de la ciencia actual es comprender la transición pluricelular, eso es, el paso de tener colonias de células indiferenciadas a un organismo donde cada célula está especializada con su función. La verdad es que la agregación de individuos, la división del trabajo a nivel económico, siempre ha sido un buen camino para la gestión más eficiente de los recursos, es decir, para una mejor economía. La cooperación es una buena estrategia para un jugador egoísta, al fin y al cabo: en esto consiste el capitalismo, en el trabajo mano a mano de asociados egoístas. Nosotros, tiernos amantes de la autogestión, tendríamos que ser firmes partidarios de un mercado totalmente libre y desregulado, la eficiencia del cual genera cooperación y buena gestión en los recursos. No en vano existe el anarcocapitalismo. Paradójicamente, por otra parte, la izquierda parlamentaria mezcla planificación estatal y acción local en el mismo discurso; en la línea más tradicional defendíamos que el mercado, por su misma dinámica, genera injusticia. Y aquí está la clave: en el libre mercado, pensado como un sistema esencialmente local por sus primeros teóricos, los agentes económicos y el capital van juntándose gradualmente por mor de la eficiencia económica hasta generar grandes conglomerados multinacionales, que pierden totalmente de vista la dimensión local de la sociedad y terminan ejerciendo cierta planificación global de la sociedad desde un gran poder económico libre de control democrático. En este sentido, perder la dimensión local va totalmente asociado al consumo insostenible de un ambiente con el que se ha perdido contacto, como también a considerar al ser humano, al que ya no se ve el rostro, como un instrumento al servicio del sistema.
If these folks want a fight, it’s a fight I’m ready to have
La cuestión es, por tanto, cómo evitar que un sistema que funciona libre y autogestionado caiga en estas gigantistas dinámicas de deslocalización. No es un problema nuevo. Por un lado, los señores de la guerra feudales gobernaban el territorio impunemente (y libremente), en la ausencia del poder centralizador de Roma, ya colapsado. Por el otro lado, las civilizaciones demasiado grandes e intercomplejas colapsan, por su vulnerabilidad y sus problemas logísticos de mantenimiento. Los seres pluricelulares que ha creado la biología tienen tamaños bien definidos, pero tienden a agregarse.